Para hablar de la vida en Venezuela durante el siglo XIX, ineludiblemente tenemos que referirnos a un siglo signado por constantes guerras, confrontaciones, adversidades, movilizaciones militares, levantamientos, etc, es decir, un siglo caracterizado por todo aquello que trae consigo la dramática presencia de la guerra. Pero, entre tantas interrogantes e inquietudes que surgen sobre este tópico, sería curioso y natural preguntarse: Cómo curaban o cómo atendían a los heridos en tan violentas batallas. Sobre este punto nos detendremos en esta oportunidad, al abrir las páginas de un extraordinario manuscrito sobre farmacopea militar en Venezuela para 1819. Se trata de un catálogo de medicamentos con sus respectivas fórmulas, para uso del ejército bajo el mando del General Pablo Morillo. Dicha farmacopea fue compuesta, observada y aprobada por el Dr. en medicina y cirugía Juan Nieto Samaniego. En una de las páginas de este documento se señala de manera clara y precisa, que quienes deben arreglarse o incorporarse al ejercicio de su profesión a la farmacopea, son los ayudantes de medicina, cirugía y farmacia, encargados de visitas en los hospitales militares y en el laboratorio general del ejército.
Vale la pena destacar que esta farmacopea fue muy bien elaborada, en la misma, se especifican los nombres de medicamentos que deben estar en cada botica, indicándose, a su vez, la procedencia de cada elemento, sustancia, compuesto, etc, es decir, si proceden del reino mineral, animal o vegetal. Así, podríamos citar algunos correspondientes al reino vegetal como el aceite de coco, aceite de tártago, aguardiente de caña, ceniza común, caña de india, opio, papelón, ñongué, sen, tamarindo. Del reino mineral: ácido nítrico, ácido sulfúrico, alumbre, azufre, mercurio. Y del reino animal: alacranes, hiel de buey, manteca de cerdo, miel de abejas, entre muchos otros. Asimismo, leemos más adelante, una explicación minuciosa y detallada sobre los pesos que rigen en esta farmacopea, para la regulación de los compuestos, en función de la preparación de los diversos medicamentos. Y así, continuamos pasando las antiguas páginas de este manuscrito, como si estuviéramos inmersos en un viaje, hasta llegar de pronto a la lectura de las fórmulas completas o preparados, predominando entre los mismos, los laxantes y aquellos medicamentos para el tratamiento de heridas y dolencias.
La consulta de esta farmacopea militar, indiscutiblemente, nos da una idea y nos ayuda a configurar una imagen, inherente a la práctica de la medicina y a los medicamentos utilizados en aquellos sangrientos campos de batalla, que recorrieron buena parte del mapa de la Venezuela del siglo XIX. Este documento puede ser consultado en la Colección de Libros Raros, Manuscritos y Archivos Documentales de la Biblioteca Nacional de Venezuela.
Vale la pena destacar que esta farmacopea fue muy bien elaborada, en la misma, se especifican los nombres de medicamentos que deben estar en cada botica, indicándose, a su vez, la procedencia de cada elemento, sustancia, compuesto, etc, es decir, si proceden del reino mineral, animal o vegetal. Así, podríamos citar algunos correspondientes al reino vegetal como el aceite de coco, aceite de tártago, aguardiente de caña, ceniza común, caña de india, opio, papelón, ñongué, sen, tamarindo. Del reino mineral: ácido nítrico, ácido sulfúrico, alumbre, azufre, mercurio. Y del reino animal: alacranes, hiel de buey, manteca de cerdo, miel de abejas, entre muchos otros. Asimismo, leemos más adelante, una explicación minuciosa y detallada sobre los pesos que rigen en esta farmacopea, para la regulación de los compuestos, en función de la preparación de los diversos medicamentos. Y así, continuamos pasando las antiguas páginas de este manuscrito, como si estuviéramos inmersos en un viaje, hasta llegar de pronto a la lectura de las fórmulas completas o preparados, predominando entre los mismos, los laxantes y aquellos medicamentos para el tratamiento de heridas y dolencias.
La consulta de esta farmacopea militar, indiscutiblemente, nos da una idea y nos ayuda a configurar una imagen, inherente a la práctica de la medicina y a los medicamentos utilizados en aquellos sangrientos campos de batalla, que recorrieron buena parte del mapa de la Venezuela del siglo XIX. Este documento puede ser consultado en la Colección de Libros Raros, Manuscritos y Archivos Documentales de la Biblioteca Nacional de Venezuela.