“Reminiscencias: vida y costumbres de la vieja Caracas” libro del cronista José García de la Concha fue publicado en Caracas por Ernesto Ermitaño, Editor en 1973. Con la lectura de este libro el lector podría viajar o trasladarse a la vida cotidiana del caraqueño para las primeras décadas del siglo XX. Allí, podrá encontrar información sobre diversos tópicos que signaron la vida de la ciudad de Caracas en aquellos años, pero, además, nos refiere también este texto a aspectos o sucesos del acontecer mundial a comienzos de ese siglo. Por nombrar sólo algunos puntos tratados en estas crónicas podríamos citar: El comercio a principios del siglo XX; El comportamiento de la mujer caraqueña; La gastronomía; Las modas masculinas y femeninas a comienzos de siglo; El uso del pañuelo, etc. Asimismo dedica un capítulo sobre los productos de exportación de la época como el café, el cacao y el tabaco. Son muchos puntos los que trata este autor sobre la Caracas de antaño, difíciles de tratar en pocas líneas, sin embargo, nombraremos algunos más por considerarlos de singular relevancia en la evolución histórica y urbanística de esta ciudad, por ejemplo, sus textos referidos al primer hospital y antiguos conventos de Caracas; las iglesias de Caracas; la vieja nomenclatura de las calles de Caracas; el Capitolio Federal, etc. Por otra parte dedica una parte de sus escritos a lugares como Petare, Chacao, Los Chorros, El Valle, Macarao, San Antonio de los Altos, Galipán, La Fila de Mariche, entre otros. En el artículo o crónica “La decoración de las habitaciones” el autor nos comenta cómo eran los gustos de los habitantes de esta ciudad para decorar sus casas, respecto a esto nos dice: “Era fácil conocer por la decoración y arreglo de cada vivienda, ricas o pobres, el orden, el grado de cultura, el gusto y delicadeza, de cada familia.” Pero, por otra parte nos remite a dirigir la mirada hacia aquellas casas habitadas por familias que usaban objetos lujosos en la sala y elementos decorativos atractivos y de gran valor monetario, mientras que en el fondo, es decir, en las partes menos visibles de las referidas casas, se observaba ropa guindada en clavos, y como alimento cotidiano, las consabidas tacitas de guarapo con bizcochos de manteca. Sin embargo, citaremos textualmente un fragmento del capítulo “Las modas femeninas a principio de siglo”, para así, acercar la mirada hacia la manera de vestir y cómo andaban las mujeres caraqueñas a comienzos del siglo XX. Dicho párrafo o fragmento dice así: “La Moda en las mujeres era más complicada y estaba dividida en tres etapas a saber: Las jóvenes hasta veinte años, no se montaban el pelo, no se les permitía usar prendas, y llevaban los vestidos, hasta “la orilla de la bota”. Las pasadas de veinte años más o menos y las casadas jóvenes; si usaban el traje largo con cola que recogía con cierto donaire y sencillez que les prestaba elegancia; usaban prendas auténticas. No se ponían lo que hoy llaman fantasía, que entonces llamaban prendas de turco. Su pelo montado en grandes copetes y moño. Luego comenzó a usarse un artefacto que llamaban “Totuma” para armarse el peinado. Las señoras mayores usaban para disfrazar su traje; una especie de capa que llamaban “Manteleta” y su gorra. Había un traje más sencillo que todas usaban, principalmente de mañana, para ir a misa temprano, hacer ejercicio o salir de compras. Consistía en falda y cota, bien con “Andaluza” o sombrerito de paja que llamaban “Canotier”.