Hoy
nos referiremos al libro “Lecciones de buena crianza, moral i mundo
o educación popular escrito por Feliciano Montenegro y
Colón e impreso en la imprenta de Francisco de Paula Núñez,
Caracas, 1841. En dicho libro Montenegro dedica una serie de
capítulos que responden a su concepción relativa a la moral,
educación y buenas costumbres del ciudadano. Asimismo toca aspectos
relacionados con la religión, buenos modales, disciplina, cortesía,
decencia, honradez y la prudencia, entre otros. El libro esta
estructurado en 26 capítulos o lecciones, volumen de 205 paginas
encuadernadas en un formato de 14 x 10 cm. En cuanto a su estado de
conservación sólo se observan algunas perforaciones ocasionadas por
ataque de plaga en algún momento de su larga existencia en los
anaqueles del tiempo y la memoria escrita. Para darnos una idea del
contenido de cada lección o capítulo contenido en este libro
podríamos nombrar los siguientes: De la buena crianza; De los
modales; Del aseo de la persona; Defectos y malas propiedades que
resultan de la crianza descuidada; Buenas propiedades que se
adquieren desde la niñez; Malas propiedades que se adquieren por
habitud, chisme, murmuración y calumnias; De la religión y su
poderosa influencia; De la sobriedad y de la moderación. Y así,
leemos en otros capítulos apreciaciones del autor sobre la pereza,
la ociosidad, los placeres y algunas observaciones consideradas
útiles por el autor para conservar la salud. De todos los aspectos
relacionados con la moral y buenas costumbres escritas por este
autor, llama particularmente la atención un párrafo referido a las
mujeres, el cual, citamos a continuación: “La ociosidad en las
mujeres, las hace además entrometidas, pues el abandono de sus
quehaceres las incita a pensar en lo que nos les vá ni les viene;
impeliéndose también a tomarse la autoridad que no tienen: todo lo
critican entonces, de todo murmuran y en todo se mezclan para
decidir; algunas hay tan imprudentes, que ni sus maridos se hallan de
su imperiosa voz de mando en las funciones que desempeñan como
ciudadanos; y así es que con frecuencia se ve a esta especie de
señoras alcaldesas, ingerirse sin rebozo en las demandas de que
aquellos conocen como jueces”.
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